El Kintsugi o la también conocida “reparación con oro”, es una antigua técnica japonesa que consiste en reparar la cerámica rota mediante la unión de piezas adheridas con un adyacente similar a la resina, espolvoreada con polvos de oro para dar una apariencia única a los objetos rotos, dándoles una nueva vida y otorgando belleza a lo que se creía inservible.
Kintsugi o Kintsukuroi es la técnica creada por artesanos nipones para dar belleza a la indeseada fragmentación.
Comúnmente creemos que la fragmentación o quebrantación de un objeto lo vuelve feo e inútil, que al romperse un objeto éste inmediatamente pierde las propiedades estéticas que lo definían, por lo tanto ahora no es más que una pieza que nadie desea conservar. Los artesanos nipones crearon esta técnica con el fin de preservar y mejorar la belleza que lo determinaban acentuando sus defectos, dándole una segunda vida y perspectiva de belleza recalcando sus fracturas.
Al contrario de nuestro entorno occidental, en el que estamos tan acostumbrados a desechar lo “inservible” y a definir de forma cerrada los cánones de belleza estética, los nipones decidieron crear una técnica que reparara lo conocido como irreparable, encontrando la belleza en las cicatrices.
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Historia
Según la leyenda, esta técnica nació a partir de que en el siglo XV, el Shõgun Ashikaga Yoshimasa rompiera su Chawan (tazón especial para la ceremonia del té), por lo que triste, decidió enviar su preciado tazón a China para que fuera reparado por expertos artesanos de la región, sin embargo el Shõgun quedó decepcionado y mortificado por el resultado de tal reparación, y es que éste había sido unido nuevamente con unas horrorosas grapas metálicas que sólo hacían que su delicado tazón luciera tosco y desalineado.
Totalmente inconforme con el fallido trabajo realizado para su tazón, el Shõgun buscó una nueva solución para repararlo, por lo que buscó a los maestros artesanos de su propio país, esperando que éstos le pudieran dar una solución definitiva a su problema y así fue. Los artesanos decidieron unir cada una de las piezas de forma delicada, pegándolas con un adhesivo natural de la región asiática, la resina vegetal extraída del árbol urushi, para posteriormente rociar las frescas y evidentes soladuras con un fino polvo de oro que resaltaba las uniones del tazón pero de una bella forma, convirtiendo las cicatrices que lo volvían un objeto único e irrepetible en algo hermoso y digno de apreciar. A esta técnica se le llamó Kintsugi.
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Este método de reparación fue tan exitoso que no sólo el Shõgun quedó fascinado, sino que incluso los más grandes coleccionistas y los altos burgueses deseaban tener una pieza única como esa entre sus posesiones, por lo que muchos llegaron al punto de romper sus más costosas cerámicas de forma intencional para que éstas fueran reparadas con la técnica Kintsugi.
Método y filosofía
Existen tres métodos Kintsugi para la reparación de cerámica.
Grieta: La primera consiste en la unión de piezas obteniendo el total de piezas rotas y adhiriéndolas con una fina capa de resina entre unión, para posteriormente resaltarlas con un fino polvo de oro entre cada una, resaltando la belleza de las cicatrices del objeto reparado.
Pieza: Este método consiste en remplazar las piezas rotas faltantes directamente por resina cubierta de polvo de oro, creando así una pieza de remplazo.
Convocatoria conjunta: Este método consta de unir las piezas con remplazos faltantes con el fin de unir dos piezas de cerámica rota para la creación conjunta de una sola, creando una pieza inigualable.
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La técnica Kintsugi de reparación artesanal de cerámica está directamente inspirada de la corriente filosófica nipona de Wabi-Sabi, la cual se basa en apreciar la belleza de lo imperfecto. El Kintsugi también mantiene una relación con el concepto nipón de “mottainai” (もったいない, 勿体無い), el lamentarse cuando algo se desperdicia.
Actualidad
En la actualidad esta técnica sigue siendo realizada como objeto de colección por artesanos japoneses, aunque ya no se realiza con tal frecuencia como se llevaba a cabo en siglos pasados, ni tampoco con el propósito de romper intencionalmente la cerámica para ser reparado con Kintsugi, sin embargo si sigue siendo apreciado y considerado con el sentimiento de la filosofía nipona que lo inspira.
Diversos artistas plásticos en el mundo toman el Kintsugi como la corriente inspiracional de sus obras, dando una nueva intención de la ya conocida, tomándolo por su principio estético y sentimental. Tal es el caso de artistas como Tomomi Kamoshita que en base a esta técnica realiza piezas de cerámica únicas y piezas de joyería inigualables.
¿Ya conocías esta técnica de reparación nipona? Si te gustó el Kintsugi comparte este artículo para que más personas puedan apreciar la belleza de las cicatrices y coméntanos que tal te pareció.