La filosofía de vida ikigai se trata de encontrar tu razón de ser, aquello que da sentido a tu vida, de modo que aproveches todo tu tiempo y energía en algo que además te haga feliz, es sobre encontrar tu propia clave del éxito y perseguirla todos los días.
La palabra ikigai proviene de los vocablos ikiru (vivir) y kai (lo que uno espera) y se trata de encontrar tu propósito de vida, no busca la felicidad como meta, sino que identifiques aquello en lo que eres bueno, que te gusta, te apasiona y al hacerlo te hace feliz, partiendo de este punto debes modificar tu vida para que cada acción que realices te acerque a tu ikigai, empezando por tu trabajo, tus relaciones personales, tus estudios etc.
No hay un límite de edad para plantearte la idea de encontrar tu ikigai o propósito, aunque existen situaciones en las que le puedes sacar más provecho, como antes de iniciar a estudiar la universidad, al ser despedido de un empleo o cuando te sientas cansado de tu vida, sin embargo cualquier momento es bueno para hacer lo que realmente quieres con tu vida.
Una vida saludable y longeva
Según la OMS, Japón es el país donde las personas viven más años, principalmente en la zona de Okinawa, esto es efecto en primer lugar de una dieta saludable, aunado a una excelente actitud y ganas de vivir. Es verdad que tiene relación con la salud y la longevidad, porque al encontrar tu papel en la vida, en lugar de estar en un trabajo que no te gusta solo por el dinero, o cursando una carrera simplemente por tener una, te evitas toda esta pérdida de energía, tiempo y disgustos, sí eres capaz de descubrir tu rol en el mundo, todo te resultará más placentero.
El estrés, el cansancio y la constante sensación de infelicidad, son factores que alteran tu vida diaria y perjudican tu salud, está comprobado que estar en un estado constante de estrés puede potenciar la aparición de enfermedades como gastritis, colitis, migraña y hasta alzhéimer.

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Muchos estudios médicos han confirmado que a pesar de todos los tratamientos y medicinas, los enfermos que se recuperan más eficazmente son aquellos que tienen actitud de mejorar y de seguir luchando día con día, mientras que los que se mantienen de escaso ánimo y una actitud pesimista tienen menores posibilidades.
En Okinawa, padecen menos enfermedades terminales como cáncer o problemas cardiacos, tienen el índice de casos de demencia senil más bajo del mundo y mantienen un nivel elevado de hormonas hasta edades muy avanzadas, no es solo la actitud, sino que cuando tienes un propósito o meta por alcanzar, no quieres que nada se interponga por lo que cuidas tu estilo de vida.
Ikigai como base de la cultura japonesa
En la cultura occidental estamos acostumbrados a ver el trabajo como una obligación, el estrés es un concepto normal para nosotros, escuchar quejas sobre la vida laboral o económica es ampliamente común en nuestro entorno, incluso pareciera que hemos puesto la felicidad como un concepto idealizado y lejano de la realidad, mientras que en Japón las personas disfrutan cada día y cada momento, gracias a su ikigai.

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El estudio Ohsaki realizado por la Universidad de Tohoku, analizó a la población de Okinawa por años, encontrando que las personas con ikigai tenían un promedio de vida de 5 a 10 años más que el resto.
De hecho en Japón ni siquiera existe una palabra como tal para referirse al retiro o jubilación, su cultura está moldeada muy distinta a la nuestra desde la raíz, mientras aquí todos los días nos levantamos pensando que falta menos para el fin de semana, en Japón las personas se despiertan pensando que es un día más de vida, para hacer lo que vinieron a hacer al mundo.
Otro claro diferenciador que afecta directamente la longevidad es que en nuestra cultura cuando las personas de la tercera edad se jubilan, dejan de sentirse útiles y ya no saben en que ocupar su tiempo, éstas preocupaciones provocan frustración, angustia y tristeza, se ven prácticamente forzados a trabajos cansados y poco dignos con tal de eliminar estos sentimientos. Sin embargo los japoneses incluso si es que dejan el empleo en edades avanzadas, siguen trabajando por su cuenta en su ikigai, continúan planteándose proyectos y metas que esperan alcanzar, lo cuál no solo potencia emociones positivas, si no que mantiene activa su mente y les da una razón para despertar un día más.

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Que se te acabe todo, menos las ganas de vivir, es una frase que rige esta filosofía, siempre debe existir algo por lo que seguir luchando y superar cualquier situación es imprescindible para ser feliz.
¿Cómo encontrar tu ikigai?
Toma en cuenta que tu ikigai, más allá de gustarte, debe aportar algo productivo a la comunidad, de forma que te sientas realizado, porque cuando hacemos algo esperamos ser útiles y ser aclamados por ello, cuando un deportista olímpico se plantea ganar una competencia en realidad lo hace buscando ser admirado y llevar una medalla a su país, esta es su contribución.

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Para encontrar tu ikigai solo debes seguir estos sencillos pasos:
- Primero debes hacer una lista de las cosas que amas hacer, todo lo que te gusta, como tus hobbies, pueden ser tantas cosas como quieras, por ejemplo: bailar, leer, cocinar, hacer yoga, escribir etc.
- Cuando tengas esta lista, descarta de ella aquellas actividades de las que no obtendrás una remuneración económica, como por ejemplo: dormir, por más que ames dormir, nadie te pagará por que lo hagas.
- Ahora, tacha aquellas cosas para las que no seas bueno, puede que te encante cocinar, pero tus platillos jamás quedan bien, o que ames cantar, pero en la ducha porque tienes pánico escénico.
- Una vez que hayas llegado a este punto deben quedar pocas cosas en esa lista, ahora solo encuentra cuáles de esas cosas aportan algo a tu comunidad, al mundo o a la sociedad en general, como por ejemplo dar clases a personas analfabetas o enseñar a pintar a niños en situación de calle.
Cuando logres mezclar estos 4 puntos en uno solo, habrás encontrado tu ikigai, puede resultar difícil obtener uno y esta bien, no se supone que deba ser sencillo, pero cuando lo hagas tú mismo verás como tu vida y tu actitud cobran otro sentido.
Y tú, ¿estás listo para encontrar tu ikigai?